lunes, 26 de abril de 2010

El Pensar como herramienta adaptativa del ser humano Capitulo I

"¿Se puede pensar sin hablar?" -¿Y qué es pensar?- Bueno, ¿nunca piensas? ¿No puedes observarte y ver qué sucede? Eso debe ser muy sencillo. No tienes que esperar por ello como un acontecimiento astronómico y luego hacer quizá tu observación deprisa.

328. Bueno, ¿a qué se llama "pensar"? ¿Para qué se ha aprendido a utilizar esa palabra?- Si digo que he pensado -¿tengo que estar siempre en lo correcto?- ¿Qué clase de error cabe ahí? ¿Hay circunstancias bajo las que se preguntaría: "¿Era realmente pensar lo que he hecho entonces; no me equivoco?" Si alguien, en el curso de una secuencia de pensamientos, realiza una medición: ¿ha interrumpido el pensamiento si no se dice nada a sí mismo mientras mide?

329. Cuando pienso con el lenguaje, no me vienen a las mientes 'significados' además de la expresión verbal; sino que el lenguaje mismo es el vehículo del pensamiento.


L. Wittgenstein. Investigaciones Filosóficas


Como con tantos conceptos complicados, cuando se nos pide que demos una definición de pensar nos quedamos sin saber que decir, sin embargo, no podemos decir que no tengamos ninguna idea de lo que es pensar. Observa el texto de Wittgenstein, ¿podemos equivocarnos respecto a si lo que hemos estado haciendo es pensar o no? ¿Para qué usamos esta palabra? ¿Qué tipo de situación describe la expresión "estoy pensando"? ¿Podemos pensar sin lenguaje? ¿Podemos aprender a pensar?

Estas son algunas de las cuestiones que abordaremos en este tema, pero lo haremos dentro de una intención más amplia. Al hilo de las preguntas anteriores podríamos preguntarnos por qué no nos resulta demasiado difícil ofrecer una definición de 'silla' y si de 'pensar' o qué diferencia encontramos entre pensar e imaginar, o entre ver e imaginar. ¿Pensamos cuando sentimos? o ¿pensamos porque sentimos?

¿Dónde se piensa? En el cerebro, pero ¿cómo un órgano físico puede producir pensamientos o imágenes mentales? ¿Qué relación hay entre el cerebro y la mente? Sí, pero ¿qué es una mente? ¿Podemos partiendo del cerebro llegar a construir una teoría de la mente inteligente?

Desde luego, éste es uno de los retos que tiene planteada actualmente la ciencia contemporánea. Hasta ahora los estudios psicológicos básicos habían mostrado las capacidades cognitivas humanas como un conjunto de facultades diversas, aisladas entre sí y a lo sumo controladas y reguladas por un órgano central que recibía informaciones de todas estas facultades (la vista, el oído, el olfato, la memoria..) y producía un resultado global. Por supuesto esto contiene un problema teórico difícil de solucionar. El Problema de la regresión al infinito del homúnculo. Una tentación es pensar la mente como un ojo que está atento a todo lo que pasa en el cerebro. Por ejemplo, imaginemos un hombrecillo en el centro de nuestro cerebro que contempla, ante un estímulo determinado, como en una sala de control llena de pantallas, lo que recibe el sistema visual, el auditivo,



El sistema táctil o el olfativo, la memoria, lo ya aprendido, etc.; lo reúne todo, determina la naturaleza del estímulo y toma una decisión que manda a los órganos motores. Pero si tenemos un órgano central de este tipo, un hombrecillo sentado en el centro de nuestro cerebro al que llamamos mente, éste a su vez deberá tener otro hombrecillo que cumpla la misma función, y este otro más pequeño aún otro, y así ad infinitum. La idea de un órgano central no aporta una explicación sólida a como un cerebro diversificado, modular, especializado, que funciona en paralelo, puede dar una respuesta unitaria a los acontecimientos del mundo con los que nos enfrentamos cada día.

Otra de las dificultades era avanzar desde una descripción neurológica del cerebro hasta una psicológica de la mente. Parece que esto sólo será posible si apelamos a una instancia superior, y si contemplamos al ser humano como un organismo biológico que dispone entre sus repertorios de conducta la posibilidad del pensamiento inteligente, del aprendizaje y del razonamiento. Es así como vamos a intentar comprender el conocimiento, como el resultado de un organismo que necesita para sobrevivir en el medio conocerlo.

El hombre es el animal que en su nacimiento posee el menor repertorio de instintos.

Ante esta "deficiencia" el ser humano tiene la capacidad de aprender, es decir, de aumentar su repertorio de conductas, de producir nuevas respuestas ante nuevas situaciones. Muchos animales aprenden, son capaces de enfrentarse a novedades y salir con éxito de ellas, pero la capacidad de aprendizaje de los animales es limitada como ya demostró Köhler en un famoso experimento con chimpancés.

Sin embargo, el aprendizaje humano lo podemos denominar inteligente, eso significa que resulta casi ilimitado su capacidad para producir nuevas respuestas ante nuevas situaciones. Más adelante veremos como esto es posible. Por ahora debemos retener esta idea: El hombre en su proceso evolutivo ha desarrollado la inteligencia como herramienta adaptativa que le ha permitido sobrevivir en los más diversos medios.

Teniendo en cuenta esta idea vamos a estudiar el conocimiento, intentando construir una teoría de la mente inteligente entendida como la posesión de un organismo biológico que se enfrenta a un medio y que su supervivencia depende de su capacidad para representarse el mundo que le rodea.

Pensar inteligentemente supone afrontar la resolución de problemas más allá del propio problema; conlleva ser capaz de captar aquellos elementos relevantes del problema, de generalizar y clasificar los problemas en clases, de diseñar métodos de resolución exportables a distintas situaciones, en fin, poder escapar al estímulo, esto es, elaborar simbólicamente las situaciones pudiendo representarlas independientemente de la posición actual que tengamos en el espacio y el tiempo. Dicho de otra manera, el pensamiento nos permite crear nuestros propios medios.

Indudablemente el avance evolutivo de nuestra inteligencia, y en lo que nos distinguimos más claramente de los animales, se debe a la aparición de códigos simbólicos que permiten disponer de la realidad sin tenerla, e incluso de crearla sin más. El hombre crea el mundo y a la vez sus propias creaciones se le imponen como algo externo.

¿Cómo se realiza este proceso? ¿Podemos ofrecer una teoría unificada del conocimiento que partiendo del nivel biológico lleguemos al ámbito de la razón, de la lógica? Dar respuesta a lo que sigue compone el contenido de estos temas.

Pero volvamos a la pregunta que hemos dejado todavía sin responder: ¿qué es pensar? ¿Tienes ya una respuesta?



2.- Definición de Pensar


Aunque el epígrafe de este apartado es 'definición de Pensar' adelantamos ya que una definición adecuada sólo la conseguiremos al final de estos temas, sin embargo, por algún sitio tenemos que empezar ante nuestra inicial desorientación. Por ahora intentemos una definición provisional que nos permita abordar nuestra investigación. Y para esa definición inicial vamos a pedir ayuda a expertos en la materia. Leamos las siguientes citas:

Normalmente la conciencia se considera que es lo mismo que el pensamiento. Creo que esto es una identificación demasiado burda, porque pensar tiene componentes adicionales adquiridos: un complejo de imágenes, intenciones, suposiciones y razonamiento lógico. Es una mezcla de varios niveles de actividad mental.

En sus productos más altos y más abstractos, es una habilidad, que depende de habilidades simbólicas. Con excepción de las habilidades especiales exhibidas en el pensamiento artístico y las actividades rítmicas y tonales del pensamiento musical, el pensamiento superior depende en gran medida del lenguaje y de la lógica, en un diálogo interno entre el pensador y otro interlocutor de cuya existencia el pensador puede no ser consciente [...].

Es sólo cuando los resultados de muchos paralelos, fluctuantes y temporales procesos de percepción, formación de conceptos, memoria y estados atencionales son almacenados en un objeto simbólico -una secuencia de proposiciones lógicas, un libro, una obra de arte o musical- cuando tenemos la impresión de que el pensamiento es puro.

Pensar no puede buscarse si no hay un telón de fondo consciente...

El pensamiento es una habilidad urdida desde la experiencia del mundo, desde niveles paralelos y canales de la vida perceptiva y conceptual. Finalmente, es una habilidad que queda restringida por valores sociales y culturales. La adquisición de esta habilidad requiere no sólo experiencias con las cosas, requiere también interacciones sociales, afectivas y lingüísticas.

Con esto se quiere decir que ninguna cantidad de datos neurocientíficos solos puede explicar el pensamiento. No hay nada misterioso o místico en esta afirmación. Una explicación neurocientífica es necesaria, pero no suficiente como explicación última.

G. Edelman. Bright Air, Brilliant Fire. On the matter of Mind. Págs. 173 y ss



Como vemos pensar es el resultado de un largo proceso que empieza en cómo las neuronas comienzan a relacionarse y termina con nuestras relaciones sociales y afectivas pasando largo tiempo en nuestras producciones lingüísticas y simbólicas. Necesitamos una explicación neurocientífica como soporte de una psicológica que a su vez soportará otra social. Visto así, ¿podemos concretar algo más nuestra definición para que se ajuste al primer nivel de explicación, el neurocientífico? Volvamos a pedir ayuda a los expertos.


La capacidad de representar internamente imágenes y de ordenar dichas imágenes es el pensamiento. (las imágenes pueden ser sonoras, olfativas, etc.)...

Poseer una mente significa que un organismo forma representaciones neurales que pueden convertirse en imágenes, ser manipuladas en un proceso denominado pensamiento, y eventualmente influir en el comportamiento al ayudar a predecir el futuro, planificar en consecuencia y elegir la siguiente acción.

Seguramente nadie negará que el pensamiento incluye palabras y símbolos arbitrarios. Pero tanto las palabras como los símbolos se basan en representaciones organizadas topográficamente y pueden convertirse en imágenes.

A. Damasio. El Error de Descartes, Crítica, Barcelona, 1994



El inicio de pensar tiene que ver pues con la posibilidad de elaborar, organizar y tratar con imágenes, imágenes que no necesariamente tienen que ser visuales, incluso según Damasio, todas las elaboraciones superiores, como pudieran ser los conceptos o símbolos, pueden convertirse en imágenes. Del texto de Damasio obtenemos también otra conclusión, en la medida en que las imágenes están organizadas topográficamente, cabe pensar que existe un correlato entre las estructuras neurales que construyen las representaciones y nuestras imágenes mentales que aparecen a nuestra conciencia y que inician el proceso de pensamiento. Veamos a grandes rasgos como se inicia el proceso de pensamiento desde el nivel cerebral, pero para ello necesitaremos saber algo sobre el cerebro, su estructura y su función.

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