domingo, 27 de septiembre de 2009

UN MINUTO DE REFLEXIÓN

Desde arriba sólo hay un camino fácil y es el que nos lleva hacia abajo.
Quien vive de éxitos pasados mata el capital de su propia innovación.
Abundan los Directores con “ideas”, pero escasean los que tienen capacidad para ponerlas en práctica.
Un Director mediocre cuesta mucho más dinero a la empresa que un buen Director.
Cuando un nuevo método aparece, la dificultad mayor no reside tanto en las complejidades técnicas como en las actitudes de los hombres.
Todo dirigente debe ser dirigido y controlado por sus propios objetivos antes que por su propio director.
La capacidad de síntesis es indispensable para el trabajo de Dirección.
Un Director no tendría que saber un idioma extranjero para entender el lenguaje de sus técnicos.
Acostúmbrese Usted a dirigir por objetivos y no por adjetivos.
Sin beneficios en el presente, no hay empresa en el futuro.
La obsolescencia no solamente se da en las máquinas, sino en los productos, en los servicios y, lo que es peor en las ideas, es decir, en las personas.
La obsolescencia y la autocomplacencia son la plaga más perniciosa de la Dirección Empresarial.
Sorprende el tiempo y el dinero que se gasta en aumentar el rendimiento de nuestras máquinas, en comparación con las inversiones que se hacen para mejorar el nivel intelectual y profesional de nuestros directivos.
Dentro de la empresa lo que existen son costes; fuera de la misma se hallan las oportunidades. En el ponderado equilibrio de estos dos aspectos se halla el éxito o, mejor dicho, la eficacia de toda Dirección.
Cuando juzgue a un colaborador, aprenda a diferenciar la calidad de sus decisiones de la calidad de su trabajo. El primero es un jefe, el segundo es un colaborador.
Peter Drucker

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