De: Sensei Labrousse
La mecánica del pensamiento
Todo el día y toda la noche estamos pensando una infinidad de cosas distintas, pasa por la mente una especie de película cinematográfica constante, pero desconectada. Entre tantas ideas diferentes nos detiene alguna que otra. A estas las contemplamos mentalmente, les damos vuelta, posiblemente las comentamos con alguien, y luego volvemos a repararlas mas tarde. Esas ideas se convierten en imágenes mentales. La imagen mental es la que pasa al subconsciente, se establece allí y vuelve, y es lo que llaman los psicólogos un reflejo.
El subconsciente no discierne, esa no es su función, él no tiene el poder para protestar. No tiene voluntad propia. No tiene sentido de humor. No sabe si la orden que le hemos dado es un chiste o es en serio. Su función consiste: primero, en almacenar las imágenes mentales y luego lanzarlas hacia fuera como salen las copias fotostáticas. Es un autómata o un robot. Es un servidor maravilloso que nos economiza la tarea de recordar y poner en práctica todo lo que vamos aprendiendo y que hemos ido aprendiendo desde que éramos más que una gota de agua en el océano. Es, pues, un secretario, un archivador, un bibliotecario. Al no haber más archivado la imagen mental que le preparamos, él comienza a reproducirla, aprovechando la más insignificante oportunidad, para el resto de la vida… y las vidas… del sujeto, hasta que el sujeto le da la orden de cambiar una imagen por otra.
Sensei Diego Labrousse
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