sábado, 7 de agosto de 2010

Imaginación inteligente

n términos fundamentalmente prácticos, la capacidad mental que más revoluciona la vida de las personas - e influye en la cultura en la que vivimos - es la imaginación. No tiene tanta prensa como la razón, la inteligencia, el conocimiento, la memoria, la lectura veloz, la "visualización" o la inteligencia emocional, pero es obvio que todas estas capacidades dependen enormemente de la imaginación. Sin ella, la mediocridad impera.

La imaginación es más importante que el mero razonar, el conocimiento y el recordar. Sin imaginación, casi nada de utilidad se aprende.

Por supuesto, existe la imaginación inútil y la que es verdaderamente productiva.

La imaginación es el ingrediente fundamental detrás de cada manifestación inteligente del conocimiento, el arte, el humor y la justicia. Lo que constituye el modelo humano de la excelencia es la imaginación. Sin imaginación no nos acercamos al ideal humano; antes bien, nos alejamos.

La imaginación útil resulta de la interacción de la representación y el pensamiento controlado.

Con la imaginación ocurre como con la lectura: casi todos podemos leer; pero leer con habilidad es otro cantar, se necesita desarrollar tal habilidad. Si bien todos tenemos imaginación, no todos toman control del proceso imaginativo; y esto puede ser por no saber que es posible, o por creer - como ocurre con frecuencia - que la imaginación es un don especial de una minoría. Nada más difundido y nada más equivocado. Todos poseemos esta capacidad, sólo necesitamos aprender a desarrollarla y a controlarla, para que sirva a nuestros objetivos.

Hay algo muy definitivo: está totalmente comprobado que el cerebro no hace distinciones entre algo que percibimos a través de los sentidos y algo que imaginamos. Esto es clave: reaccionamos ante lo que imaginamos tanto como ante lo que percibimos mediante los sentidos.

Mucho de nuestra civilización depende del control social, sea directo o indirecto. Nuestro mundo funciona así. Y si quieren controlarte tienen que poner a tu imaginación bajo control, pero no el tuyo. Así funciona la publicidad, así funciona el hipnotismo, así funcionan los procedimientos de manipulación más sutiles; ponen a tu imaginación a trabajar en apoyo de intereses que casi siempre te son ajenos. La sutileza está en que ni te enteras a menos que quieras enterarte; y para ello, obviamente, necesitas poner a tu imaginación bajo tu propio control.

En lo personal, si te interesa el aprendizaje continuo, el crecimiento personal, aumentar tus posibilidades, etc., entonces sabes fehacientemente que necesitas revertir la corriente, vencer la inercia y aprender a tomar control intencional de tu imaginación.
• Si quieres relajarte, tienes que tener la capacidad de imaginar bajo control.

• Si quieres visualizar claramente tus objetivos, tienes que imaginar bajo control.

• Si quieres desarrollar tu creatividad, tienes que desarrollar tu capacidad de imaginar bajo control.

• Si quieres aumentar prodigiosamente tu capacidad de memorizar, tienes que desarrollar tu capacidad de imaginar bajo control.

• Si quieres descubrir la verdad (o la respuesta correcta), tienes que imaginar bajo control.

• Si quieres competir, tienes que imaginar bajo control.
En definitiva, el problema está en tener control de la imaginación y saber qué hacer con ella.

Para la primera parte del problema no basta con leer y entender teorías, es evidente que no alcanza la formación tradicional a resolver esto; pareciera que la imaginación sólo es cosa de infantes. Y lo más alarmante es que ningún aspecto de la cultura parece necesitar responder a esta necesidad.

La ilusión se devela con imaginación, uno sólo puede observar apariencias.

Todo es más fácil si se tiene real intención de aplicar imaginación; si se tiene real intención de tener más libertad. Soltar la imaginación es el paso fundamental para aprender a controlarla.

Patricio J. Vargas Gil
 
 

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